DISERTACIÓN SOBRE UNAS CUESTIONES

Hay una crisis mundial. Y es una crisis, no del sistema monetario, sino fundamentalmente, una crisis de conciencia.

Esta sociedad que el hombre moderno ha creado no es más que el fruto de un desequilibrio espiritual para con la fuerza vital del todo (cosmos), que ha guiado los potenciales hacia fines corruptos y devastadores de guerra, contaminación asesinato, posesión, discriminación étnica, ética, etc… En el fondo el hombre no ha dejado de ser lo que un día en las cavernas fue: un brutal inconsciente del mundo.

La política, la religión, la economía, son excusas que este monopolio mundial ha creado para determinar estilos de vida innecesaria, para consuelo de aquellos espíritus débiles que no encuentran guía y fuerza y amor en sus corazones, en si mismos. Hasta el arte actualmente esta vendiendo sus ideas a partidos de ideologías fundadas en el consumo masivo.

El hombre en realidad no depende de un fondo monetario, de una institución jurídica, sino de su criterio y su personalidad indisoluble con la que la naturaleza lo ha creado. Es por eso que nuestras actividades vitales han sido explotadas hasta tal punto. Hoy día comer tres veces es un lujo: Que indignante. La humanidad ya no debe creer en lo que ya fue. Roma ya fue, Grecia, Mesopotamia… Debemos mirarnos y creer en esto que no somos: LIBRES. Ser hombre no es un determinado modelo de costumbres, atuendo y colores para caminar por las calles. Hay que dejar de creer y pensar en ello. ¿De que sirven los colores si al fin te vez a todos igual? La pauta de moda es una mentira.

Somos seres humanos ante todo y han de tratarnos como tal, no como a un rebaño de ovejas. Las ovejas son carne exquisita para el lobo.

Son las pautas y las normas las que deben ser sometidas a juicio por todos nosotros en un colectivo eficiente de ideas y propuestas. No esperamos a que lo hagan otros que están más acomodados en sus tronos que nosotros. No es a nosotros a quienes debemos acusar y estudiar, sino a nuestra sumisión y falta de creer en la vida, en la buena vida. Y es solo la educación esa flor del alma que brinda conciencia de lo que realmente somos y podemos ser. Vemos actualmente en nuestro país una oleada de miseria y destrucción, incomparablemente a la de Gaza, pero en detrimento de las culturas propias de nuestra tierra y de nuestros derechos fundamentales.

Debemos despertar y sacudirnos el yugo. Ya bastante pesada se ha hecho nuestra carga con todas las experiencias modernas de pacotilla. “La libertad no puede ser otra cosa que el cumplimiento optimo del deber, de nuestro deber”, no del impuesto.

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