SOBRE EL PATRIOTISMO

Creo que como colombian@s tenemos que cambiar nuestra concepción facilista de ver las cosas, no podemos convencernos de que nuestros problemas y conflictos se resuelven, por un lado con impunidad y por el otro con bombardeos, ninguno de estos dos medios nos favorecen, si lo que estamos buscando es mejorar nuestra situación, hay que tener presente que no es solo a este gobierno a quien debemos exigirle que corrija su enfoque erróneo, NO, por la sencilla razón de que ni este, ni los gobiernos anteriores, han tenido la voluntad de brindar un genuino bienestar a nosotros el pueblo; el cambio no va a empezar desde el poder, el cambio se tiene que dar a partir de nosotros.

De la misma manera es incoherente reclamar soluciones a la insurgencia colombiana, o a los movimientos al margen de la ley que actúan bajo la complicidad del gobierno, ya que hacerlo, seria ahondar mas en polarización, y aumentar el nivel de sangre, hasta ahora derramada, seria también abrir más las heridas de nuestros vecinos. Por el contrario en vez de ignorar el dolor de las victimas de nuestro conflicto debemos de interpretarlo con propósitos nobles. Es precisamente a través de todo ese dolor del pueblo colombiano, de donde deben surgir las soluciones. Esa sangre derramada de la guerra, debe de ser la motivación, para que como colombian@s reflexionemos e impulsemos un cambio de fondo. Parte de esta reflexión debe ir dirigida a cambiar nuestra manera de interpretar de lo que hasta ahora hemos entendido como patriotismo. No es sacando la bandera, ni poniéndose la mano en el pecho cuando suena el himno nacional, cuando nos hacemos mejores colombianos; el mejor aporte que podemos hacer a nuestra patria y a nuestros compatriotas es reaccionar y ser mas sensibles cuando oímos hablar de impunidad, en vez de tolerar, es no aceptar la violencia, para lo que hay que aclarar que violencia no es solo tirar bombas, secuestrar o matar. Violencia es la miseria, la falta de educación, la falta de servicios públicos, la venta de las empresas del estado y la venta de nuestro patrimonio ecológico a empresas extranjeras. Por último, es pertinente insistir, que cada uno de nosotros posee el capital humano que se requiere para la construcción de un mejor país, es solo cuestión de voluntad.

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