LA JUVENTUD COMO MERCANCÍA

El desarrollo del capitalismo como sistema económico impuesto, ha convertido al mundo en lo que algunos han llamado la aldea global, buscando nuevos mercados y nuevas fuentes de riqueza para los dueños del capital que son los que mandan sin ser vistos, Así los estados y sus gobiernos son hoy instrumentos de las grandes empresas trasnacionales y sus dueños, ponen y quitan sus piezas, cual juego de ajedrez, para beneficio propio. De modo que el proceso de globalización, no es más que una ampliación de los mercados, en beneficio fundamentalmente de las grandes potencias comerciales, que requieren nuevos de mercado para colocar sus mercancías, y nuevas mercancías para acrecentar sus riquezas.

Dentro de este proceso, el cuerpo de los jóvenes se ha convertido en mercancía y, como tal, ha quedado sometido a la lógica del mercado. El valor de la imagen corporal se ha ido aumentado en beneficio del modelo visual generado por los medios masivos de comunicación. Por estos motivos, se fortalecen la vanidad y el culto al cuerpo, el mercado llena el vacío y ofrece “la juventud” como mercancía. El comercio impone un tipo de belleza ideal. Lo importante es detener todos los signos de envejecimiento, y los diferentes productos que el mercado ha ideado, nos pueden dar esa posibilidad, es decir, el mercado promete en sus diferentes productos, la fuente de la eterna juventud y convierte en signo y símbolos de vergüenza y atraso, el verse o reconocerse viejo.

Por otra parte, el desarrollo actual del capitalismo, ha llevado a niveles alarmantes, el consumo de mercancías; nos ha transformado en consumidores activos. El lugar que ocupa la publicidad y los medios masivos de comunicación, es el mismo que antiguamente ocupó la iglesia, porque son estos los que nos dictan como debemos actuar. De esta forma se continúa presentando a los jóvenes como sujetos incapaces de autocontrol, responsabilidad y capacidad crítica. Por lo que desde una visión de los adultos se justifica que se nos vigile y castigue.

Los jóvenes somos manipulados por las industrias de consumo, que han entendido que no existe una sola forma de ser joven y por tanto rehacen los estilos juveniles permanentemente, para ponerlos a circular en la lógica del mercado capitalista. Cuando los jóvenes por medio de nuestras actitudes mostramos inconformismo estamos haciendo un llamado a la sociedad y la respuesta que se nos ofrece puede hacer la diferencia en nuestro desenlace. Si se logra trascender lo manifiesto, si se nos escucha en lugar de querer callarnos, se puede contribuir en la posibilidad que tenemos los jóvenes de reorientar nuestro malestar y participar en la transformación de esta sociedad.

La invitación es para que los jóvenes participemos en la construcción de una nueva sociedad por medio de nuestras expresiones políticas y de nuestras expresiones artísticas, como jóvenes con compromiso social, creemos necesario organizamos como parte de la clase popular para no seguirle el juego al consumismo, retomemos nuestra verdadera cultura, creemos nuestras formas de heredada de nuestros ancestros, y no olvidemos nuestras tradiciones populares…

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